El Liverpool ha cedido en su empeño de meterse en lucha por el título tras empatar ante el City en una cita clave para el cuarto puesto. Los de Benítez fueron mejores y buscaron más el tanto de la victoria pero los de Eriksson estuvieron serios en defensa. Diez puntos separan a los Reds del Arsenal.
Man.City-Liverpool (0-0)
La cuarta plaza tenía su cita más importante en el City of Manchester, donde los dos máximos aspirantes a la misma, chocaban con claras intenciones pero con diferentes perspectivas. Los citizens confirmarían su estatus de equipo al alza con tres puntos y los Reds los buscaban para dar un golpe en la mesa y meterse en luchas mayores.
Eriksson volvía a mostrar un once con novedades como el solitario Vassell en punta en lugar de Bianchi o la aparición de Corluka en mediocampo por segunda cita consecutiva. La lesión de Johnson era su baja más importante en una convocatoria donde volvía el búlgaro Bojinov tras meses apartado por sus problemas físicos. Benítez apostaba de nuevo por un juego de bandas con Benayoun y Kewell y dejaba en el banco a Xabi Alonso y Riise.
La gran intensidad que se esperaba no tardó en aparecer, y aunque en la primera mitad sólo existieron disparos lejanos como principal arma ofensiva, los movimientos de Vassell por un lado y de Torres-Kuyt por el otro, siempre creaban incomodidades. Dos golpeos de Fabio Aurelio y Kewell, lo más destacado en una cita con mucho protagonismo para el sacrificio físico.
El Liverpool sí volcó ligeramente el campo a su favor en el arranque del segundo tiempo donde dos remates, un poco forzados, de Torres y una falta potente de Gerrard, avisaban para los de Benítez. Con el paso de los minutos, los Reds mostraban mayores ambiciones pues su objetivo es más alto que un City que se conformaba con el reparto de puntos.
Ya con el Liverpool como único dueño y poseedor del partido, se esperaban más ocasiones que un disparo de Benayoun y algún intento de pase largo en busca de la velocidad de Torres pero lo cierto es que Eriksson y su maquinaria defensiva sólo permitieron algunos errores en el tramo final, aunque nunca en el marcador. El único momento de máxima tensión llegó con un cabezazo de Kuyt que sacó bajo palos Dunn cuando ya se ‘colaba’. Todo queda igual.
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