Torres y Gerrard mantienen la ilusión del Liverpool (1-2)
Con el noveno tanto en esta Premier para 'The Kid' y el séptimo del capitán, el Liverpool ha sacado adelante un partido que se le estaba atragantando frente al colista Derby County. El tanto del 1-2 llegó in extremis, aunque los reds tendrían que haberlo resuelto antes. Los de Rafa Benítez se salvaron por los pelos de un pinchazo mayúsculo.
Qué poco le ha faltado al Derby County para dejar al Liverpool con un pie y medio en el manicomio. Exactamente, un minuto es lo que le ha faltado a los Rams para amarrar un punto ante un equipo que sigue sufriendo hasta el límite de la desesperación para seguir con vida en esta Premier League. Digamos que este miércoles han superado una nueva operación de 'by pass', aunque su corazón sigue delicado.
Y es que el Liverpool tenía absolutamente todo bajo control frente al colista, que llegaba a este envite con números absolutamente desconcertantes: doce jornadas sin ganar, con nueve derrotas y tres empates en ese lapso. Vamos, que era una invitación para la goleada a favor de los reds.
Y parecía que lo lograrían, porque muy pronto se pusieron en ventaja. Fue a los doce minutos, cuando Fernando Torres volvió a regalarnos una de esas jugadas que ya son todo un sello distintivo en esta Premier League. 'The Kid' se marchó en velocidad con un 'túnel' ante el central Moore, luego recortó ante Leacock y tocó con clase ante el portero Price para firmar su noveno tanto en esta Premier (0-1).
El panorama esra espléndido para los reds, pero con el paso de los minutos las cosas comenzaron a cambiar. El Derby se creció y bien pudo haber anotado el empate justo antes del descanso, cuando Giles Barnes se perdió el 1-1 rematando desviado después de ganarse muy bien el espacio dentro del área red.
Aún así, el Liverpool tambien había tenido sus opciones para apuntillar, pero Jamie Carragher y el holandés Ryan Babel las desaprovecharon y el 0-1 se antojaba corto para un equipo red que no suele sentirse demasiado cómodo con las ventajas mínimas, al menos en lo que llevamos de esta Premier.
Dicho y hecho. Tras algunos avances a los empellones del Derby, hubo un balón detenido lanzado al área visitante que hizo entrar en pánico a Pepe Reina y sus defensas. Ningún jugador red pudo rechazarlo y el defensa McEveley se dio el gusto de celebrar su primer tanto de toda la temporada a favor de los Rams (1-1).
Los últimos veinte minutos de partido fueron realmente dramáticos, principalmente porque el Derby no salía de la cueva y el 'morbo' estaba servido para ver si el Liverpool sería capaz de machacarles, a pesar del 'muro blanco' que tenían delante de sus narices.
Y en momentos así es donde se ve a los jugadores decisivos, a los cracks de verdad. El Liverpool tiene uno: se llama Steven Gerrard, siente más que nadie los colores de su club (quizá a la par de Carragher) y lo demostró echándose el equipo al hombro cuando sus compañeros más le necesitaban.
A los 72 minutos, un remate de Gerrard se marchó apenas afuera, y luego probo fortuna el brasileño Fabio Aurelio, aunque el meta Price envió el balón a córner.
A los 82 le tocó el turno al español Xabi Alonso, con otro paradón de Price como respuesta, y a dos del final Gerrard mandó un potente disparo directo al larguero. Los hinchas del Liverpool que estaban en Derby se echaron las manos a la cabeza creyendo que ya no habría victoria red. Pero Steven Gerrard no pensaba lo mismo.
Con el tiempo cumplido, Gerrard bajó a colaborar en defensa para recuperar un balón y él mismo montó la contra. Desde segunda línea vio cómo Fernando Torres tenía el 1-2 rematando de cara al gol, pero el meta Price lo evitó de milagro. El problema es que Gerrard no se quedó de brazos cruzados, sino que se metió en el área para coger el rebote y anotar el gol. Nadie más que él se merecía el tanto decisivo.
Victoria y alivio entonces para un Liverpool que sigue tratando de aferrarse como puede a la montaña que le han puesto delante el Arsenal y el Manchester United. Como los reds sigan caminando al filo del abismo, tal y como hemos visto hoy, pues lo mismo acabarán cayéndose. Y ya no habrá vuelta atrás.
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