lunes, 22 de octubre de 2007

Derrota del Racing en Alicante

Menos intenso que de costumbre y con las ideas algo más turbias, el Racing encajó en el estadio Rico Pérez de Alicante su primera derrota a domicilio de la temporada. El Hércules ganó la partida a los ferrolanos durante prácticamente los primeros setenta minutos de encuentro, en los que el grupo alicantino aprovechó una acción rodeada de cierta polémica para subir su primer y único tanto al marcador en el minuto 12. En la segunda parte y, sobre todo, en la recta final del encuentro, los ferrolanos adelantaron sus líneas y se volcaron sobre la meta anfitriona pero sin demasiada fortuna. Con este resultado, el Racing se descuelga ligueramente de las primeras posiciones.











No entró el Racing como debía en el partido porque el Hércules, sin hacer nada del otro mundo -envíos largos a Blas Pérez para aprovechar las segundas jugadas-, fue paulatinamente sacando tajada de las (muchas) imprecisiones de un rival que en estos primeros minutos llegó casi siempre tarde a donde debía estar o demasiadas veces dio el pase equivocado. Al menos, este mal arranque de partido sólo le costó al Racing un gol en contra, conseguido además de un modo discutible -los jugadores del equipo ferrolano protestaron una posible mano de Tote en el control de la pelota que luego pasaría a Mariño para que este marcase-, pero el castigo pudo haber sido peor, porque el cuadro verde mostró en este tramo su peor versión de la temporada, sea a domicilio o en su feudo.
Una vez superados estos veinte minutos de regalo, el Racing "llegó" al partido con su idea habitual cada vez que juega lejos de A Malata. Es decir, presionar al rival para que no pueda desarrollar su juego y tratar de aprovechar la verticalidad de sus futbolistas de banda. Pero, en esta oportunidad, ni una ni otra cosa aparecieron y, de esta manera, aunque el dominio herculano decreció con respecto a lo que había sido, el cuadro verde no dio, ni tan siquiera, la sensación de poder conseguir algún tanto.
Al contrario que en la primera parte, el Racing sí llegó a la segunda a la hora indicada y, desde el primer minuto, se esforzó por intentar neutralizar la desventaja en la que se había ganado a pulso estar. En esta nueva configuración -el italo-uruguayo Medina entró en el terreno de juego en sustitución de Javi Rodríguez- el cuadro verde empezó a manejar la pelota con mayor asiduidad y, sobre todo, a hacerla llegar a las zonas en las que generaba peligro. Es decir, a pies de Jonathan Pereira, Jaime Junior o Raponi. Sin embargo, de entrada este control territorial no llevó al cuadro verde a crear posibilidades de gol, pero sí a hacerlo convencerse de que podía salir, al menos, con un punto de Alicante.
A medida que pasaba el tiempo, el dominio racinguista fue ganando en intensidad y hasta se tradujo en ocasiones como para, por lo menos, empatar el partido. Aquí tuvo un especial protagonismo el italo-uruguayo Medina, que tuvo, en sus pies y en sus botas, la oportunidad de marcar para el Racing, pero las dos veces se topó de bruces con el meta Unai Alba. Enfrente, un Hércules que ya no estaba para muchas florituras se dedicó a defender y a tratar de sentenciar el partido a la contra. Y a punto estuvo de hacerlo, pero no hizo falta porque ayer el Racing no era un enemigo suficientemente poderoso para llevarse un punto de un escenario de recuerdo, ahora, ya menos agradable.

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