jueves, 3 de enero de 2008

El año empieza igual en Anfield.

El Liverpool se mete solito en el atolladero (1-1)

Los reds ganaban cómodos frente al Wigan con un nuevo tanto de Fernando Torres, pero Rafa Benítez se demoró una eternidad en meter cambios que mataran el partido y al final lo acabó pagando. El gol de Titus Bramble puede haber significado un adiós prematuro para el Liverpool en su sueño de ganar la Premier.









Los detractores de Rafa Benítez (que los hay y muchos) estarán de parabienes, porque esta noche tendrán una buena razón para caerle con todo al técnico español por su planteamiento táctico. Pero la gran conclusión del Liverpool-Wigan es que la Premier League bien puede haber perdido, quizá definitivamente, a uno de sus aspirantes al título. Y eso no es una buena noticia para un torneo en el cual hacen falta más alternativas a las de siempre.

El Arsenal y el Manchester United estarán agradecidos, desde luego. Ellos cumplieron con su parte ganando el martes, al igual que el Chelsea, y el Liverpool tenía una dura prueba de fuego para calibrar su verdadera valía en la competición doméstica. Pues han fracasado en el momento menos oportuno.

Un primer tiempo pintado de rojo

No empezaron mal las cosas para el Liverpool, porque los reds manejaron los tiempos del partido y metieron al Wigan contra su propia portería. Ya antes del primer cuarto de hora daba la sensación de que el 1-0 estaría al caer, aunque para ello habría que esperar al segundo tiempo.
Antes de ello, el Wigan asustó a Pepe Reina con un disparo apenas desviado de Michael Brown (m.17), pero Javier Mascherano y Steven Gerrard bien pudieron haber anotado, a los 21 y a los 25, tras sendas asistencias del 'Niño' Torres, siempre activo y siempre dispuesto a levantar anímicamente a los suyos.

Se merecía el premio gordo 'The Kid', y al final lo tuvo en el minuto 49, definiendo al mejor estilo 'killer del área' tras una bonita maniobra de Gerrard para el posterior servicio de Finnan.
Y merece la pena echar mano a los números: ha sido el decimosexto gol de Torres en esta temporada, el décimo que logra en la Premier. No será por él que el Liverpool acabe perdiendo la corona.

Lo pierde Rafa

Os comentaba antes aquello de los 'detractores de Benítez', y es que el míster español se los ha dejado a huevo. Debió haber metido sangre fresca para apuntillar a un Wigan que estaba hundido, más allá del buen partido del ecuatoriano Luis Valencia en la medular, pero Rafa no se enteró.

Pasaron los minutos, se marchó el australiano Kewell exhausto después de haberse fundido con desbordes que no tuvieron las ayudas necesarias, y al llegar al último cuarto de hora aparecieron los murmullos en la grada de Anfield: la afición red se estaba dando cuenta de que algo malo podía ocurrir, porque el Wigan aún estaba vivo. El resultado era corto, y el Liverpool no supo cómo matar el encuentro.

Dicho y hecho. A diez del final, Gerrard falló de forma incomprensible con un rechace hacia el medio dentro de su propia área y Bramble, que pasaba por allí, se inventó un remate espectacular que dejó sin opciones a Pepe Reina. No podía haber sido más paradójico que el tanto del Wigan lo marcara un central como Bramble, que puso la cuota de audacia yendo a buscar la gloria a la portería de enfrente.

La audacia que esta vez le faltó al Liverpool, y que puede habrle costado muy pero que muy caro. Los reds se descuelgan peligrosamente de la zona de vanguardia, situándose a doce puntos del líder Arsenal y a diez del Manchester United. ¿Se habrá quedado aquí el sueño de campeón para el equipo de Benítez?

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