El Liverpool mantiene su buena línea en este arranque de campaña y ha dado un golpe sobre la mesa al imponerse a su sempiterno rival, el Everton, en Goodison. La actitud pasiva de los de Moyes les acabó pasando factura y Torres les condenó con dos chispazos que vuelven a darle alas. El Liverpool crece, da otra cara y amenaza el liderato.
Por José David López.-
Everton-Liverpool (0-2)
Más de 115 años de rivalidad con la excusa perfecta del río Mersey, cruzaban proyectos en un Goodison que revivía el llamado derby de la amistad. El más longevo de cuantos derbis locales sacuden a la Premier tenía, esta vez, un claro color Red en la previa, ya que el Liverpool ha arrancado fuerte mientras el Everton deja dudas en cada una de sus citas. Además, la ‘plaga’ de españoles daba un interés extra a un choque con demasiados detalles como para osar perdérselo.
Sin Mascherano en el once, Benítez apostó por mayor ofensividad colocando a Kuyt en banda derecha pero con Torres y Keane por delante. Riera, Xabi Alonso y Arbeloa ampliaban la nómina de españoles. Moyes también apostó por Arteta y ante las bajas de Pienaar y Anichebe, dejó solo a Yakubu en punta confiando en las llegadas de Cahill.
Más intensidad que ‘cerebro’
Pese a que el Everton llegaba al derby tras perder sus dos partidos en Goodison y su necesidad era mayor, fueron los Reds quienes empezaron más concentrados, logrando mayor presencia y posesión desde los primeros minutos. Consciente de lo cerrado y correoso que era el sistema de los locales, la apuesta del Liverpool era clara y apostaba directamente por dominar, esperar un momento de bajón en su rival y romper a base de paciencia la incomoda sensación de dureza de lis Toffees.
Sólo una llegada de Yakubu sobre el final de la primera mitad, un remate defectuoso de Cahill tras un saque de esquina y un remate de Torres que cortó Jagielka en el área, dejaron sensación de peligro. El choque era muy trabado, con más intensidad que cabeza y con la única intención de un Liverpool sin ocasiones, con mucha pelota pero perdido en el orden de su vecino.
Premio para The Kid
La misma actitud pasiva del Everton, propició que el Liverpool fuera ganando metros y presencia en las cercanías de Howard. Los Reds forzaron más, Riera seguía creciendo en el choque mientras Gerrard se dejaba ver en mitad de cancha como dominador excelso del derby.
Un robo por parte de Riera al que siguió un desmarque en diagonal de Keane, permitió al irlandés meter la pelota en el área y, con la inteligencia de movimientos de Kuyt (que se llevó a su marcador para dejar solo a Torres), The Kid acertó a empalmar de volea y casi a quemarropa. Segundo gol de la campaña para el delantero español que, hasta ese momento, había estado desesperado en constantes peleas con sus defensores.
Pero allí no acabó la pegada de Torres, que tan sólo dos minutos después de abrir la ‘lata’, un nuevo balón al área sobre Kuyt, descolocó a la zaga local y, con la pelota dividida, Torres la mandó a la red por estar perfectamente colocado a la expectativa. Todo encarrilado para un Liverpool ambicioso ante un Everton que pagaba por partida doble su nula apuesta por el ataque.
Dolido, el Everton fue con más locura al ataque peor lo máximo que consiguió es que su aceleración le llevó al error y, con ello, a la precipitación. Cahill, ‘caliente’, entró fuerza a Xabi Alonso y se fue a vestuarios expulsado (en una decisión algo premeditada), una constante en estos derbis ya que van 17 rojas desde que se fundó la Premier. Esta acción truncó todas las opciones locales y la victoria Red se cerró.
Tres nuevos puntos para los de Benítez, que ganan en confianza, dan un golpe sobre la mesa y se asoman con más fuerza que nunca a un liderato que, a falta de completar la jornada, es suyo. Ahora, a pensar en Champions.
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