jueves, 28 de agosto de 2008

Otro año en Champions

Kuyt, en la prórroga, da el pase al Liverpool (1-0)

Con un estupendo trabajo colectivo y creando muchas dudas al Liverpool, el Standard tuvo contra las cuerdas a los de Benítez. En la segunda parte de la prórroga, con los penaltis sobre el telón, un fallo del lateral Sarr generó el toque de Kuyt que, con su pelea habitual, mandó a los Reds a la Champions.















Liverpool-Standard Lieja (1-0):

Un empate sin goles, muy del gusto de Rafa Benítez cuando juega a domicilio, era la meta a superar tras el choque de Ida en terreno flamenco. El Standard, que aguantó en su estadio, iba a intentar repetir en un Anfield abarrotado para la causa, expectante por un nuevo objetivo conseguido y con ganas de soñar con una gran campaña continental. Sin embargo, todo se iba a complicar mucho más de lo que las legendarias paredes de The Kop hubieran previsto.

La mística no concede facilidades si el camino al gol no está bien construído y allí, en la creación, es donde el Liverpool se estrelló una vez tras otra. El campeón belga quería volver a Champions tras un cuarto de siglo ausente y, concentrados por la causa, el muro formado por el estadounidense Onyewu y el brasileño Dante, fue zona restringida para el dominio Red.

Los belgas buscaron en los primeros minutos la meta de Reina, que apunto estuvo de ser batido tras una arrancada con posterior disparo del goleador, el joven congoleño Mbokani. Sin embargo, con el paso de los minutos y el cansancio, el trabajo de Fellaini (un crack en ciernes que debería tardar poco en salir) y la capacidad de Defour, florecieron para mantener es estatus de un rival muy incómodo que se creía capaz.

Muy inseguros y sin ocasiones más allá de las intenciones combativas de Kuyt o Benayoun, los de Mersey no encontraban el camino. En la segunda mitad, tras mover el banquillo y con los minutos actuando de soga metálica, la inercia de la necesidad redujo los temores y fue allí cuando Torres o Babel pudieron acertar con un gol que se antojaba trascendental. Sin embargo, lo previsible del estilo y lo evidente del fútbol directo, facilitó las cosas a los de Laszlo Boloni, que incluso se enfrentó con carácter a Benítez con una pelea en la banda.

Como el premio, no demasiado merecido por ningún bando, se quedó por el camino, la prórroga se hizo realidad. Impulsados por un cauteloso Anfield y con su rival peligrosamente cediendo metros, todo parecía destinar a un gol fruto del empuje. Arbeloa, con un disparo lejano, o Torres en una rápida acción de contra, pudieron confirmarlo pero cuando los penaltis asomaba, sólo cuando restaban algo más de 60 segundos para el final, surgió lo que tantas veces produce la insistencia, el gol.

Un centro medido al segundo poste, donde se las ingenió Kuyt, no fue rechazado por Sarr. El fallo del lateral, costoso para su equipo, propició el toque del holandés, que como buen luchador obtuvo consuelo a una noche bastante completa. El Liverpool respiró, Benítez se bajó la corbata y Anfield, una vez más, rescató un milagro a tiempo. Duro, durísimo golpe para el Standard.

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