domingo, 31 de agosto de 2008

Gran regreso del Bologna a la Seria A

El Bolonia arruina un gran debut de Ronaldinho (1-2)



El Milan jugó bien, puso las ocasiones más claras y contó con un inspiradísimo Ronaldinho en su debut en el Calcio, pero los rossoneri se quedaron con las manos vacías. Un gran Marco Di Vaio apuntaló a los recién ascendidos, que silenciaron San Siro con un resultado que pone patas arriba la primera jornada de la Serie A.

Ronaldinho ha vuelto. O mejor dicho, ha hecho buena la letra del tango: "¿Quién dijo que yo me he ido del barrio? Si siempre estoy volviendo...". El astro brasileño se cargó a las espaldas toda la presión -mediática y futbolística- y en unos pocos minutos demostró a todo el milanismo que ha llegado al Calcio para estremecer a la parroquia rossonera. Tiró un pase 'a lo Laudrup', mirando al tendido, y casi deja solo de cara al gol a Pippo Inzaghi. Una irrupción de crack en San Siro.

Pero no fue sólo un detalle para la grada, sino más bien todo un mensaje para el Milan y para el Calcio en general. Con Ronaldinho en el campo, los rossoneri pueden pisar fuerte esta temporada. Van a marcar los tiempos de los partidos, como lo han hecho este domingo frente al Bolonia, y le van a dar sentido al manejo del balón a ras del suelo. Así lo han hecho en este debut.

Junto con la aparición de Ronaldinho, hubo más noticias en el once rossonero. Debutó Zambrotta en banda diestra, Flamini aportó mucho empuje en la medular y Ambrosini jugó más suelto en el centro del campo. Allí estaría una de las llaves del partido.

Pero no le resultó nada fácil al Milan. El Bolonia, con dos líneas de cuatro bien juntas y el peligro que supone en punta Marco Di Vaio más el aporte de Amoroso desde segunda línea, también tuvo mucho que decir en San Siro.

El ex delantero del Valencia dio un aviso rematado a los 11 minutos, antes de que Ronaldinho disparase desviado con un 'punterazo' tras pase de Seedorf, y a los 18 sí que llegó el gol de Di Vaio. El punta leyó muy bien una maniobra entre Adaílton y Amoroso y remató de primeras, ante el estatismo de Kaladze y Maldini, que llegaron tarde a las coberturas.

La reacción rossonera fue inmediata, y siempre con Ronaldinho como protagonista. El ex Barcelona cabeceó a las manos de Antonioli (m.27), luego dejó solo a Inzaghi de cara al gol, aunque Pippo se quedó muy escorado y disparó sin ángulo, y tras un disparo de Flamini desde media distancia llegó el empate que ya se estaba 'masticando' en Milán.

Fue a los 41 minutos, cuando Ronaldinho se inventó un centro imposible desde la banda izquierda, con la pierna diestra, y metió la bola en la testa de Massimo Ambrosini, que entró como un tren en el área pequeña (1-1). Alivio para los rossoneri y un premio más que merecido para el equipo de Ancelotti, que iba a más.

El técnico se la jugó tras el descanso metiendo a Andrei Shevchenko por Jankulovski, y el ucraniano entró con ganas de gustarse. Ronaldinho, mientras tanto, seguía deleitando con pases precisos hacia la 'zona caliente', como el que metió a Inzaghi para que el punta rematara al cuerpo de Antonioli, y lo mismo ocurrió a los 54, cuando 'Sheva' se atoró ante Antonioli tras una nueva cesión del astro brasileño.

Tras una nueva ocasión del Bolonia en los pies de Di Vaio -el mejor, por lejos, del equipo gialloblù-, el Milan se lanzó a por todas en el tramo final del encuentro. Entró Alexandre Pato por Inzaghi, y los rossoneri adelantaron un poco más las líneas buscando la victoria. Pero lo que se encontraron, a cambio, fue un golazo espectacular del Bolonia cuando los visitantes ya cuidaban un punto que les sabía a gloria.

A los 78 minutos, un movimiento de Di Vaio creó estupor en la defensa rossonera. Los centrales no sabían si entrarle o esperar a que les encare, pero el balón acabó en las botas de Francesco Valiani. El centrocampista, excitado ante semejante obsequio que le caía del cielo, lanzó el remate de su vida. Puso la bola por toda la escuadra, desde unos 20 metros, y allí mismo se acabaron las ilusiones rossoneri.

Fue demasiado injusto que el Milan se quede con las manos vacías. Mucho más lo fue que Ronaldinho perdiese este partido. Pero hay que darle el mérito al Bolonia, que llegó a San Siro con las ideas claras y contó con dos circunstancias espectaculares a su favor: un iluminado Di Vaio y un gol precioso, perfecto, que ha hecho incluso más grande la victoria rossoblù. La gran sorpresa de la jornada inaugural, sin dudas.

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